Historias de dos barrios de Madrid
- inblan65
- 14 mar 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 8 may 2024
Desde el día de mi nacimiento hasta el día de hoy, mi vida ha transcurrido en dos barrios, el de mi domicilio y el de mi trabajo.
En el barrio donde trabajo he pasado los momentos más felices de mi infancia, aprendí en sus calles a montar en bicicleta, a patinar, a jugar a la comba, a la muñeca, a la goma. Tuve la suerte de que mi madre me llevaba con ella a su trabajo y pude disfrutar de la libertad que ofrecía un barrio donde los niños pasábamos nuestro tiempo libre jugando en las calles, sin apenas supervisión de los mayores, ya que era un barrio seguro, con amplias zonas verdes y sin apenas tráfico.
Todo ello, era impensable en el barrio donde residía con mis padres. Los niños no salíamos solos a la calle, no hacíamos pandillas de amigos, ni siquiera nos tratábamos con los niños del mismo edificio.
El barrio donde habito, lo describe Wikipedia como un barrio señorial del distrito de Salamanca de Madrid. La renta per cápita según datos publicados en el diario ABC del 24 de mayo de 2022, es de 24.970,64 €. El barrio donde trabajo, es un sencillo barrio de la periferia junto al parque El Paraiso. Está ubicado en el distrito de San Blas-Canillejas. Según el citado diario la renta per cápita es de 13.661,59 €.
Todos los días me despierto en el barrio de Goya, cojo el ascensor y bajo al garaje del edificio. Durante este corto espacio de tiempo, si coincido con algún vecino, le saludo, puede que me conteste o puede que no. Diecinueve minutos de distancia en coche separan un barrio de otro. Una vez llego al barrio donde trabajo y después de aparcar, me bajo del coche y en el trayecto que separa mi coche estacionado hasta el lugar de trabajo, me tropiezo con los vecinos, nos saludamos y nos sonreímos. Cuando una de mis amigas viene a visitarme al trabajo me dice: “es como pasearte por Barrio Sésamo”.
En ambos barrios residen un número elevado de personas mayores. Las del barrio donde trabajo, cuentan todas con acceso a minusválidos en sus edificios, tan pronto un vecino mayor de 70 años solicita acceso a minusválidos, las comunidades de vecinos responden de forma rápida y prioritaria.
En el barrio donde habito, he solicitado a los vecinos de mi edificio el acceso a minusválidos, ya que mi madre tiene movilidad reducida, mi primera solicitud fue en el año 2009 y, a día de hoy, aún no lo he conseguido. Los ancianos de la comunidad de vecinos donde resido están secuestrados en sus viviendas, ya que parece ser que ”hay que atender a gastos prioritarios”; los mayores no lo son.
En mi barrio residencial, muchos de los edificios cuentan con calefacción central y, por ello, los mayores pasan frío. En mi comunidad, por ejemplo, han decidido sin convocar junta de vecinos, que el horario de calefacción es de 5 de la tarde a 9 de la noche. Los vecinos no están por las mañanas en sus casas, están trabajando y los niños en el colegio. Qué más da si los ancianos o el personal de servicio pasan frío. Porque en mi comunidad de vecinos pasamos frío, pero eso sí, todos los vecinos disponen de personal de servicio debidamente uniformado.
Donde trabajo, los mayores del barrio también pasan frío, sus calefacciones son individuales. Los ancianos pasan frío porque sus pensiones son muy bajas, sobre todo las de las viudas, y no pueden costearse la calefacción. Para estar calentitos pasan el día en el centro de mayores o en casa de otros vecinos que pueden permitirse mantener la calefacción encendida.
Al desconocer si en el barrio de Goya hay albergues para inmigrantes, he navegado por internet y me he documentado; en el barrio de Goya no hay albergues específicos para inmigrantes. En el barrio de Simancas hay un albergue de acogida temporal para inmigrantes, gestionado por la Cruz Roja, los vecinos de Simancas conviven con inmigrantes de diferentes nacionalidades. Y hay un comedor social gestionado por la Orden de Malta. El barrio sencillo abre sus puertas a los más desfavorecidos, el barrio señorial abre sus brazos a los poderosos y al glamour.
Para los vecinos del barrio donde habito soy invisible, cual muñeco de celofán. En el barrio sencillo donde trabajo, soy un ser humano con nombre y apellido ■
Inmaculada Blanco Martínez publicado en la revista Sector Ejecutivo de febrero de 2024

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